San Pablo de Tarso, nació hacia el año 10 en Tarso de Cilicia (Turquía) y murió entre el 64 y el 67 en Roma, judío de nacimiento participó en las primeras persecuciones contra los cristianos hasta su conversión en el camino de Damasco. De allí en adelante fue un ferviente apóstol del cristianismo que en los primeros años de nuestra era se ocupó especialmente de difundir el mensaje que Nuestro Señor vino a dejarnos en la tierra y en ese camino terminó por convertir al cristianismo, la doctrina religiosa que nació con Jesús, en religión universal. Recorrer Turquía es visitar, de algún modo, los orígenes del cristianismo. San Pablo nació en Tarso, en la península de Anatolia, zona ubicada en la actual Turquía y una de las primeras áreas de expansión del cristianismo. Durante su primer y tercer viaje misionero, el “apóstol de los gentiles” recorrió a pie grandes zonas de este país junto a Lucas y Bernabé para acompañar a las primeras comunidades y evangelizar. Son muy conocidas las epístolas dirigidas a los habitantes de Éfeso y Corinto, a quienes alentaba en el seguimiento de Jesús y en la salvaguarda de la fe. Los primeros concilios ecuménicos de la Iglesia, como el de Nicea, Constantinopla, Éfeso o Calcedonia, se celebraron en tierras de la actual Turquía.
Cana es una ciudad de Galilea, famosa a través de los siglos por haber sido el lugar elegido por Jesucristo para realizar su primer milagro a petición de su madre cuando convirtió el agua en vino en la celebración de una boda a la cual estaban invitados (Juan, 2).
Bizancio desde la antigüedad, Constantinopla a partir de 330 DC, Estambul tras la conquista de los Otomanos, una misma ciudad llena de historia, capital del Imperio Romano de Oriente, sede de numerosos Concilios Ecuménicos y donde por su arquitectura destaca la Basílica de Santa Sofía;
primeramente, cristiana ortodoxa, por un breve tiempo del rito latino (católico) y finalmente mezquita musulmana.
San Pablo efectuó tres viajes a través de Capadocia entre los años 44 y 58.
Muchos de los primeros cristianos habitaban Capadocia durante los siglos II y III, y para el siglo IV, varios santos habían nacido en Capadocia: San Mamés, San Basilio el Grande y su hermano Saan Gregorio de Nisa, San Gregorio de Nacianzo el viejo y San Gregorio de Nacianzo el joven.
Cana es una ciudad de Galilea, famosa a través de los siglos por haber sido el lugar elegido por Jesucristo para realizar su primer milagro a petición de su madre cuando convirtió el agua en vino en la celebración de una boda a la cual estaban invitados (Juan, 2).
Capadocia tiene un papel especial en la tradición cristiana por varios motivos. Durante los primeros años de la religión cristiana, Capadocia fue una región fértil para su expansión, en parte por su cercanía a las Siete Iglesias de Asia Menor, (mencionadas en el libro del Apocalipsis), y en especial de Antioquía la primera comunidad cristiana, fundada por San Pedro.
Tecla aceptó el anuncio del Apóstol y quiso quedarse virgen por amor de Jesús, a pesar de los sufrimientos de muchas persecuciones. Timóteo, nacido en Listra, pequeña ciudad distante unos cuarenta kilómetros, fue un discípulo conocido y apreciado tambièn por los cristianos de Iconio (Actos 16, 1-2); San Pablo, que quiso que fuera su compañero de viaje y despuès obispo de Efeso, le invió dos cartas.
Cana es una ciudad de Galilea, famosa a través de los siglos por haber sido el lugar elegido por Jesucristo para realizar su primer milagro a petición de su madre cuando convirtió el agua en vino en la celebración de una boda a la cual estaban invitados (Juan, 2).
San Pablo, durante su primer viaje misionero a través de Asia Menor, expulsado de Antioquia de Pisidia, llegó a Konya (Iconio), (Actos 13, 51).
Por su posición geográfica, esta ciudad de Galatia fue importante para los pueblos que se alternaron en esta región y muchas veces fue capital.
El Apóstol llegó aquí, anunció el Evangelio y creó una fervorosa comunidad cristiana. El odio de los judíos lo obligó pronto a alejarse de esta ciudad. Volvió aquí otras veces (Actos 14, 21) para animar y exhortar.
La ciudad de Konya aún lo recuerda; en efecto, tiene una pequeña iglesia dedicada a él. En esta misma iglesia se recuerdan también a Santa Tecla y a San Timóteo.
Este fenómeno natural produce gruesas capas blancas de piedra caliza y travertino que bajan en forma de cascadas por la ladera de la montaña, lo que da la sensación de estar ante una catarata congelada.
Cana es una ciudad de Galilea, famosa a través de los siglos por haber sido el lugar elegido por Jesucristo para realizar su primer milagro a petición de su madre cuando convirtió el agua en vino en la celebración de una boda a la cual estaban invitados (Juan, 2).
Los movimientos tectónicos que tuvieron lugar en la depresión de la falla de la cuenca del río Menderes no sólo causaron frecuentes terremotos, sino que también ocasionaron la aparición de numerosas fuentes de aguas termales. Fueron esas aguas, con su alto contenido en minerales — creta en particular — las que crearon Pamukkale.
El Apóstol llegó aquí, anunció el Evangelio y creó una fervorosa comunidad cristiana. El odio de los judíos lo obligó pronto a alejarse de esta ciudad. Volvió aquí otras veces (Actos 14, 21) para animar y exhortar.
La ciudad de Konya aún lo recuerda; en efecto, tiene una pequeña iglesia dedicada a él. En esta misma iglesia se recuerdan también a Santa Tecla y a San Timóteo.
Más aún: buena parte de su vida la pasó postrada en una cama. ¿Que cómo tuvo noticia entonces y noticia tan precisa?
Ella habla de una “casita en las montañas, construida a los pies de una ladera, desde lo alto de la cual podía divisarse el mar, el mar Egeo, y las ruinas de la ciudad de Éfeso”, tal como se describía en su libro.
Cana es una ciudad de Galilea, famosa a través de los siglos por haber sido el lugar elegido por Jesucristo para realizar su primer milagro a petición de su madre cuando convirtió el agua en vino en la celebración de una boda a la cual estaban invitados (Juan, 2).
Hace ya más de un siglo se produjo un asombroso descubrimiento, en unas ruinas en las montañas cercanas a Éfeso. Se trata de la casa donde la Virgen María habría pasado sus últimos días en la tierra, según testimonio de la beata Ana Catalina de Emmerick. Lo sorprendente del caso es que la mística jamás pisó el lugar. De hecho, nunca salió de su país.
El Apóstol llegó aquí, anunció el Evangelio y creó una fervorosa comunidad cristiana. El odio de los judíos lo obligó pronto a alejarse de esta ciudad. Volvió aquí otras veces (Actos 14, 21) para animar y exhortar.
La ciudad de Konya aún lo recuerda; en efecto, tiene una pequeña iglesia dedicada a él. En esta misma iglesia se recuerdan también a Santa Tecla y a San Timóteo.
Esmirna es además una ciudad Bíblica mencionada en el libro del Apocalipsis, escrito por el Apóstol San Juan. Cabe recordar que este libro, lo escribe en el momento en el que está desterrado en la isla de Patmos a causa de la persecución del emperador Domiciano. Patmos es también un lugar de peregrinación y es donde se encuentra la cueva donde San Juan escribió el Apocalipsis.
Esmirna no tiene relación directa con la vida de San Pablo, pues no hay testimonio Bíblico de que San Pablo haya predicado aquí. Sin embargo, su corta distancia con Éfeso, donde el apóstol permaneció por tres años (Hch. 19, 10) nos lleva a la hipótesis de que su predicación influyó en la formación de una fuerte comunidad cristiana en esta ciudad. Un ejemplo es el de San Policarpo mártir también discípulo de San Juan.
El Apóstol llegó aquí, anunció el Evangelio y creó una fervorosa comunidad cristiana. El odio de los judíos lo obligó pronto a alejarse de esta ciudad. Volvió aquí otras veces (Actos 14, 21) para animar y exhortar.
La ciudad de Konya aún lo recuerda; en efecto, tiene una pequeña iglesia dedicada a él. En esta misma iglesia se recuerdan también a Santa Tecla y a San Timóteo.